¿Por qué el ser humano, aunque ame a su pareja, o diga amarla, busca encuentros sexuales sin compromiso para tener aventuras fuera del matrimonio? Pues bien, esta es una de esas preguntas que se hace mucha gente y que hoy queremos intentar responder.
Esta es una pregunta que nos afecta un poco, a los que ya han sido traicionados para saber por qué, a los que están pensando en hacerlo, y a los que nunca lo han hecho, pero quieren saberlo de todos modos.
¿Por qué algunos seres humanos sienten la necesidad de tener más parejas? Después de todo, ¿pueden los seres humanos ser realmente monógamos de por vida?
Estas son las preguntas que nos hacemos hoy.
En cuanto a la primera, creemos que el ser humano siempre ha tenido la necesidad de tener más parejas por dos razones, una genética y biológica y otra social.
El factor biológico es nuestro ser animal, que nos lleva, como también ocurre con los demás miembros del reino animal, a continuar nuestra especie. Esto nos lleva a buscar más personas a lo largo de nuestra vida para criar a la descendencia. Es una necesidad innata del ser humano que se ha visto disminuida a lo largo de los siglos y, en algunos casos, anulada (hay personas monógamas) gracias a un proceso de socialización. En la práctica, ha surgido en la sociedad la idea del amor eterno, por lo que, si se está junto a una persona, es para siempre. Y eso se hizo precisamente para distinguirnos de los animales. Así que no tenemos relaciones sexuales sólo para asegurar la continuidad de nuestra especie, sino por puro placer, por pasión.
Paralelamente a la necesidad de procrear, existe un factor cultural. Sentimos la necesidad, de hecho, de experimentar nuevas sensaciones, de conocer gente diferente. Cuando conocemos a una nueva persona, que quizás también nos atrae físicamente, volvemos a intentar esas sensaciones iniciales y placenteras de descubrimiento del otro, queremos oler su piel, hacerle sentir placer. Esas emociones agradables cambian con el tiempo, convirtiéndose en otra cosa. Pero a veces sentimos la necesidad de volver a experimentarlas, y por eso nos sentimos tentados de conocer gente nueva y buscar aventuras extramatrimoniales.
Y ahora llegamos a la pregunta de las preguntas: ¿puede el ser humano ser realmente monógamo? Propongo dos teorías igualmente válidas pero opuestas.
Hay quienes sostienen que alguien puede ser monógamo. No en el sentido de que todo el mundo lo sea, pero si realmente quieres a una persona, no quieres engañarla. En definitiva, no se piensa en otra persona cuando se está a gusto con la pareja y aunque la tentación llegue (porque siempre está ahí), se reprime por el bien de la pareja.
La otra teoría defiende, en cambio, que no es algo natural estar con una persona para toda la vida. Se trata de un forzamiento impuesto por nuestra sociedad. En realidad, lo más natural del camino sería que cada uno viviera solo o con quien quisiera, pero independientemente de la relación sexual o amorosa que estableciera. En la práctica, debemos vivir solos y estar junto a nuestra pareja y luego cambiarla cuando estemos cansados.
Ahora queremos saber tu opinión sobre el tema. ¿Crees que la traición es innata en cada uno de nosotros? ¿O cree que algunas personas son especialmente propensas a la traición? Pero entonces, ¿qué es para ti la traición? Cuéntenos sus experiencias.
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